miércoles, 29 de julio de 2020

Caballeros y escuderos: la prueba del mafioso

Tras la primera decepción en el caso, los abogados Cornwall continuaron su historia.

Unos días más tarde de haber interrogado a los tres sospechosos, recibieron un chivatazo. El mafioso Trotoy estaba dispuesto a darles información sobre el paradero del criminal Alan si superaban una pequeña prueba. Por lo visto, tenía miedo de que el ladrón de cuadros se interesase a continuación por su colección privada y así eliminaba una amenaza.

Cuando los hermanos llegaron al palacete del mafioso, se les acompañó a dos habitaciones separadas. Al cabo de un rato, Trotoy, que era un caballero, hizo llamar a Samuel. Le presentó a dos hombres, que eran sus yernos. La prueba consistía en determinar el tipo de cada uno de ellos.

—Pero, cuidado- añadió el mafioso con una risotada-, es posible que alguno de ellos, o los dos, sea un extranjero venido de otras tierras y no siga nuestras costumbres con respecto a la veracidad o falsedad de sus enunciados. ¡Podría decir cualquier cosa! Aunque también es posible que ninguno de ellos lo sea...

Dicho esto, se apartó y dejó que sus yernos hablasen:

Alfred.— Bob es un caballero.

Bob.— Soy caballero y Alfred es extranjero- y enseguida añadió-. Alfred y yo somos del mismo tipo.

Llegado este punto, Trotoy le permitió a Samuel hacerle una pregunta, que él respondería con la verdad. El abogado preguntó "¿Cuántos extranjeros hay entre Alfred y Bob?" Sin embargo, la respuesta de Trotoy no le permitió resolver el problema. Era el turno de Peter.

El hermano menor, ajeno a todo lo que había ocurrido, fue llevado ante el mafioso, que le explicó las reglas de la prueba del mismo modo que a Samuel. Peter decidió preguntar si Alfred era extranjero. Por desgracia, la respuesta de Trotoy tampoco resolvió su problema.

No obstante, dado que Peter deseaba obtener la información para su caso, decidió correr el riesgo y aventuró una solución. Para su sorpresa, había acertado y el mafioso accedió a proporcionarles lo que había prometido.

— ¡Eso sí que es tener suerte!- exclamé cuando los abogados acabaron su relato- ¿Y pudisteis atrapar a Alan?

— Ese capítulo lo dejamos para la siguiente ocasión. Por ahora, podrías resolver la prueba de Trotoy. Tienes todos los datos suficientes.

¿Qué eran Alfred y Bob? ¿Alguno de ellos era extranjero?



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