Siguiendo el relato de mi viaje por el archipiélago temporal, donde sus habitantes hacen enunciados verdaderos o falsos dependiendo del día, una noche entablé conversación con otro de los viajeros del barco llamado Rufus. Me dijo que era la tercera vez que hacía el recorrido en barco por todo el archipiélago temporal, que era uno de sus lugares favoritos del mundo. También me habló de otro curioso tipo de habitantes que había en el archipiélago: los laborables. Un habitante era laborable si todo lo que decía de lunes a viernes era verdadero, y todo lo que decía de sábado a domingo, falso.
Al día siguiente de visitar la segunda isla, llegamos a otra que estaba llena de bellísimos jardines. Rufus y yo nos separamos y yo pasé mi mañana intentando encontrar la salida de un laberinto vegetal en el que había entrado. Al volver al barco por la tarde, yo estaba algo desanimado por no haber podido conocer a ninguno de los habitantes de la isla, por lo que Rufus me relató un encuentro que había tenido en cierta ocasión en esa isla.
Mientras paseaba por el pueblo, se encontró con un matrimonio de jardineros que estaban podando un seto. Les dio los buenos días y les preguntó de qué tipo eran. Eso fue lo que le contestaron:
Robert.— Mi marido es laborable.
Roland.— Hoy es miércoles.
Roland.— Robert es laborable u hoy dice la verdad.
En ese momento, Rufus añadió: "Tal y como me enteré más tarde, al menos uno de los dos era laborable".
Tras unos instantes, deduje el tipo de uno de ellos y si decían la verdad o mentían. Fue entonces cuando Rufus me confesó que la conversación había tenido lugar esa misma mañana.
¿Qué puedes deducir de esta historia?
SOLUCIÓN: Rufus me había mentido descaradamente y enseguida veremos por qué esta historia es imposible.
En primer lugar, ¿podría darse el caso de que Roland estaba mintiendo? En ese caso, por su segundo enunciado, 1- Robert no sería laborable y 2- Robert no estaría diciendo la verdad. Por el hecho 2, Robert tendría que estar mintiendo. Así, sería falso que Roland era laborable. Pero, entonces, ninguno de los dos sería laborable y sabemos que, al menos uno, lo era.
Roland tenía que estar diciendo la verdad. Y Robert, ¿mentía o decía la verdad? Si estuviese mintiendo, entonces Roland no era laborable. Como sabemos que al menos uno de ellos lo era, Robert era laborable. Pero entonces Robert sería un laborable mintiendo un miércoles (por el primer enunciado de Roland) y eso no puede ocurrir (los laborables solo mienten los fines de semana).
Así, ambos tenían que estar siendo sinceros. Roland era laborable (Robert no sabemos qué es lo que era) y el día de la semana era miércoles.
Hasta aquí había llegado mi razonamiento cuando Rufus afirmó que la conversación se había producido ese mismo día. Sin embargo, se nos dice que esta historia ocurrió al día siguiente de esta otra. En la segunda isla, dedujimos que el día de la semana era lunes, miércoles, viernes o domingo. Por lo tanto, un día después, podría ser lunes, martes, jueves o sábado, distinto del miércoles que acabamos de encontrar siguiendo nuestra lógica. Así, esta historia es imposible que ocurriera y Rufus me estaba mintiendo. Hubiera podido ahorrarme parte del razonamiento si Rufus me hubiese dicho antes que la conversación había tenido lugar ese mismo día: en el momento en que hemos deducido que Roland tenía que estar diciendo la verdad, ya podíamos determinar que era miércoles y llegábamos a la contradicción.
Este relato demuestra que no me podía fiar de nadie que encontrase en el archipiélago, pues lo más probable es que fuera uno de sus habitantes.
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