Los hermanos Cornwall, en la isla de los caballeros y escuderos (donde todo lo que un caballero dice es verdadero y todo lo que un escudero dice es falso), continuaron su historia sobre la captura del fugitivo llamado Alan.
En su última aventura, habían descubierto que Alan era un escudero, por lo que todo lo que decía era falso. Además, en la Taberna del Tritón Ausente conocieron a un individuo que sabía dónde se escondía.
— El hombre de la taberna- comenzó Samuel-, que era un caballero, nos dijo que Alan se encontraba en el convento de las Ánimas Esperanzadas, intentando pasar desapercibido entre el resto de monjes.
— Así, pues- siguió su hermano Peter-, nos dirigimos hacia allí sin demora. El abad se mostró muy amable y accedió a que interrogáramos a todos sus monjes. De hecho, los reunió él mismo en el claustro para que pudieramos hablar con ellos.
— Había 10 monjes- dijo Samuel. Y procedió a relatar la conversación que sucedió en el claustro.
Los 10 monjes estaban dispuestos en una fila, por lo que les numeraremos del 1 al 10. Esto fue lo que dijeron:
Monje 1.— Hay exactamente 1 escudero entre nosotros.
Monje 2.— Hay exactamente 2 escuderos entre nosotros.
Monje 3.— Hay exactamente 3 escuderos entre nosotros.
Monje 4.— Hay exactamente 4 escuderos entre nosotros.
Monje 5.— Hay exactamente 5 escuderos entre nosotros.
Monje 6.— Hay exactamente 6 escuderos entre nosotros.
Monje 7.— Hay exactamente 7 escuderos entre nosotros.
Monje 8.— Hay exactamente 8 escuderos entre nosotros.
Monje 9.— Hay exactamente 9 escuderos entre nosotros.
Monje 10.— Hay exactamente 10 escuderos entre nosotros.
Tras estos enunciados en los que no parecían ponerse de acuerdo, el primer monje volvió a tomar la palabra e inició otra cadena, esta vez de confesiones:
Monje 1.— Yo soy Alan.
Monje 2.— Yo soy Alan.
Monje 3.— Yo soy Alan.
Monje 4.— Yo soy Alan.
Monje 5.— Yo soy Alan.
Monje 6.— Yo soy Alan.
Monje 7.— Yo soy Alan.
Monje 8.— Yo soy Alan.
Justo cuando el noveno monje iba a empezar a hablar, Peter le interrumpió:
— No es necesario que hable nadie más. Ya sabemos cuál de vosotros es Alan.
¿Puedes tú también resolver el caso y atrapar al ladrón? ¿Cuál de los monjes es Alan?
SOLUCIÓN: es obvio que el número de escuderos está entre 0 y 10. Como cada uno dice una cosa distinta, tiene que haber al menos 9 que mienten. No podría haber 10 escuderos, porque entonces el último estaría diciendo la verdad al afirmar que hay 10 escuderos entre ellos. Por lo tanto, hay exactamente 9 escuderos. Es decir, el noveno monje dice la verdad, es un caballero.
De este modo, los 8 primeros son escuderos que afirman ser Alan. Esto significa que no lo son. El noveno tampoco puede ser Alan, porque sabemos que el fugitivo es un escudero y acabamos de demostrar que este monje es un caballero. Por eliminación, el décimo monje tiene que ser Alan.
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